domingo, 2 de octubre de 2011

Rie y recuerda

Cada cierto tiempo suceden cosas que cambian todo y cuesta manejar cada una de ellas, aunque mayormente suceden cosas simples, como cuando vas tarde y el bus nunca llega, cuando te dicen la nota de ese examen en e l que jurarías que te fue bien o cuando la cagas y no hay remedio pero da igual ya que sin importar que pueda suceder todo sigue y puedes sobrevivir el día.

Ahora necesito gritar y deshacer todo o tal vez soñar y olvidar todo, pero no quiero olvidar nada ya que aun puedo reír con cada recuerdo de esos que no se repite, que pintan al alma como si un niño lanzara trazos con marcadores sin darle forma a nada pero tan mágico que podrías tener una obra única de invaluable valor.

Ella estaba preparada pero aun así tenía miedo, ordenaba la cocina a pesar de que todo estaba en su sitio, ollas cubiertos y sartenes que movía de un lugar a otro como una niña jugando a las casitas, cruzamos un par de palabras y hubo silencio, miraba detenidamente como su cuerpo iba de un lugar a otro, interrumpí su “juego” al decirle que podíamos salir un rato a caminar, necesitaba comprar un par de cosas… eso rompió el hielo conversamos y reímos un poco. Ella se fue a cambiar de ropa, nunca se decide a la primera no es su forma de ser, quería estar hermosa y que mis ojos solo la vieran a ella a pesar de que siempre la veía sin decirle nunca que sin importar como se viera para mí era perfecta.

De esas tardes con poco sol y mucha gente en el centro caminamos agarrados de las manos, suaves manos que siempre estaban frías y al contrario de las mías que siempre han sido cálidas y ásperas, aun así a ella le encantaba cruzar sus dedos entre los míos… Visitamos uno de esos lugares exotéricos donde venden remedios milagrosos y estampillas de esos miles de santos populares a los que muchos les piden favores y que en lo personal solo creo que son excusas para los que no logran lo que quieren por sus propios métodos. Elegí 3 tipos de incienso, el de canela fue mi favorito, un par de velas de olores que tenían forma de girasol y nos fuimos.

En su casa compartimos una tarde viendo películas, luego de forma torpe preparamos comida, yo era experto haciendo el jugo y al mismo tiempo era asistente de cocina pues ella era la chef, luego la mesa, platos, vasos y risas que acompañaron la velada, y en la tv Bob Sponja su caricatura favorita.

Esa noche no era noche de luna llena, no había un cielo despejado con mil estrellas, pero era la noche más bonita del mundo, coloque las velas en una de las bibliotecas de su cuarto, el incienso en un orificio del closet, ella estaba sentada y con miedo en sus ojos, pero podía ver que estaba feliz y apenada, mi corazón latía de forma inusual y la abrace por largo rato, le dije al oído que si quería podíamos parar que no había problema, ella levanto su rostro y dijo que no me preocupara que el miedo era muy tenue y que era el momento ideal.

Le di un beso en la frente y todo quedo en silencio, logre tocar su rostro con mis dedos, un gesto delicado luego su cuello… Miraba sus labios tan suaves tan carnosos, nos besamos como 2 enamorados, de forma natural mientras con mis manos acariciaba sus hombros, su espalda su cuello, cada dedo era un tren que viajaban sin rieles por la piel más tersa y fina que he conocido, mis labios recorrieron su cuerpo mientras ella se movía de placer, mordí su labio inferior de forma delicada, podía sentir sus caricias y el calor que se extendía por mi ser como una chimenea al calentar una casa… delicadamente quite su ropa, con cada prenda me demoraba mas y mas, me invadía la pena al ver su cuerpo sumí-desnudo, la luz de las velas hacia ver su cuerpo más sensual y mas provocativo solo me concentraba en ella, ese día el mundo no existía mas allá de ese cuarto, el aroma era perfecto para estimular los sentidos, con mi dientes debajo pequeñas marcas en su cuello, ella retorcía sus piernas expresando el placer que aumentaba el mío, mi lengua bajaba por esa montaña de nieve y se detuvo en su pecho donde lograba hacer que se derritiera del placer mientras arañaba con fuerza mis hombros como diciendo “no te detengas” podíamos estar perdidos en ese mundo una eternidad pero llegamos a donde su temor salió a flote como una explosión. Fue nuestra primera vez, fue su primera vez y quería que todo saliera perfecto pero como nada lo es, le dije palabras bonitas mientras la sujetaban mis brazos, pero luego del dolor el amor fue lo que sucedió.

Recuerdos que no se olvidan y que son parte de quienes somos, somos un libro que pocos pueden leer y que tiene mil historias que muchos quisieran saber…


No hay comentarios:

Publicar un comentario